Versión libre y dirección de Jesús Coronado a partir de los textos de Alfred Jarry. Una desaforada construcción sobre el arquetipo del dictador, vista desde una perspectiva de inconmensurable humor. Grosero y cobarde, sucio y exasperante, traidor, ambicioso y acomodaticio, Ubú, dejó hace mucho tiempo la caja de resonancia de su personaje para transfigurarse en alguno de los demenciales estereotipos del siglo XX.
Un espectáculo breve, un trazo grueso, y desde ya brutal, de un siglo, el pasado, que nacía preñado de promesas, en las que algunas pocas almas sensibles pudieron intuir la simiente misma del mal. Estrenada a principios de 2009 es una producción del Programa Nacional de Teatro Escolar – INBA, IMSS, Secretaria de Cultura y El Rinoceronte Enamorado.
Teatro en construcción del Rinoceronte Enamorado
Carlos Tovar 315, Zona Centro
Sábado 21, 18:00 hrs.
Domingo 22, 12:00 y 18:00 hrs.
ENTRADA LIBRE
LAS AVENTURAS DEL REY UBÚ
Artistas e intelectuales de la entidad con el Dr. Toranzo
Producción Artística – Sociedad y Gobierno
El 1ro. de mayo de 2009 debe ser recordado como una fecha importante para todos los creadores artísticos y trabajadores de la cultura porque señala una pequeña victoria en la batalla por una mejor sociedad, ese día gracias a la tenaz y persistente lucha que libra la Comisión de Cultura de la Cámara Federal de Diputados logro que entraran en vigor reformas a los artículos 4 y 73 de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos mediante las cuales se eleva a rango constitucional el derecho de acceso a la cultura, estableciendo que toda persona debe disfrutar de los bienes y servicios que presta el Estado en la materia, así como el ejercicio pleno de sus derechos culturales. El diputado Alfonso Suárez del Real y Aguilera secretario de dicha comisión informo que mediante esta reforma es factible legislar sobre las bases en que la federación, los estados, los municipios y el distrito federal coordinen sus acciones en materia de cultura.
Sin querer pecar de iluso, puesto que yo y todos ustedes sabemos que los más importantes derechos consagrados en la Carta Magna como son el derecho a un trabajo bien remunerado, a la salud sin miedo, a una educación científica, a vivienda digna, a libertad de expresión y libertad política, al goce de los vienes materiales de nuestra patria, a la soberanía y la autodeterminación de los pueblos, etcétera… son letra muerta para los gobernantes, también sabemos que en su momento los pueblos tomaran las riendas de su destino y harán valer todos estos logros alcanzados en el papel; en un escenario menos remoto la organización ciudadana hace factible pequeños territorios para la esperanza.
En una sociedad ideal, en el edén, una reforma como esta no seria necesaria, en la sociedad a la que aspiramos la producción artística y el goce estético seria el pan de cada día, todo ser humano sería un artista y compartiría con sus semejantes su creación, pero la realidad es otra; como caínitas fuimos marcados en la frente y expulsados del paraíso para que nos ganáramos el pan con el sudor de nuestra frente, lograr la satisfacción de las necesidades básicas: comida, vestido, aposento exige de la mayoría de los seres humanos un despiadado esfuerzo que absorbe su energía vital impidiéndole acceder al ocio, al placer estético y a la felicidad, por eso tiene razón Fernando Buenabad cuando escribe: “es necesario un movimiento contra la alienación, la mentira, el bloqueo mediático, el terrorismo administrativo, la deformación de las conciencias, el mercadeo obsceno de las farándulas “culturosas”, la vorágine de depredadores sobre los cerebros de los niños, la prostitución emocional y física de las mujeres, el desparpajo de los machismos discriminadores y racistas, la barbarie rentable de los milagreros mediáticos, curas, candidatos, ejecutivos de empresas…”, necesitamos un movimiento que nos retorne al edén.
En el estado actual de cosas que vivimos, la producción artística es un acto individual de comunicación que requiere un dominio técnico especializado para estructurar un discurso que se plasma en la creación un objeto que tiene como máximo fin comunicar una experiencia estética que transforma la realidad en que vivimos, el arte transforma la realidad y al ser humano que la habita, por ello fomentar su existencia y dotarla de las mejores condiciones para su desarrollo debe ser obligación de toda la sociedad en su conjunto y en especial de los órganos de gobierno, ya que su máximo objetivo es el del bien común.
¿Cual es la situación de nuestro entorno? ¿De la patria chica? Se sabe que la inversión de la actual administración en el área de cultura haciende aproximadamente a un mil cuatrocientos ochenta millones de pesos, esta cifra sin precedentes representa apenas el 1.4% del Gasto de Inversión Total del presente sexenio que asciende aproximadamente a 100 mil millones de pesos; este recurso financiero nunca ejercido en el rubro cultural se ha destinado de la siguiente manera: 650 millones en obras de infraestructura (Museo Laberinto, Centro Estatal de las Artes, Museo de las Comunicaciones, Museo de Arte Contemporáneo, Casas de Cultura en 31 municipios, etc.); 500 millones en gasto corriente (salarios, operación de programas, burocracia cultural, etc.); 330 millones en acciones de desarrollo cultural (festivales, talleres, producciones artísticas, becas, etc.); estos números de manera directa rebelan que por cada peso destinado a la Creación Artística –tema que nos atañe- se destinan dos a la burocracia y tres a la edificación de infraestructura: primero la piedra, luego el burócrata, al final el artista. Los datos aquí vertidos corresponden al acumulado que presenta el 5to. Informe de Ejecución del Plan Estatal de Desarrollo 2003-2009.
Los que han centrado su critica en la actual administración de cultura en este momento se han de estar frotando las manos de felicidad por que estos datos reflejan una inoperancia, sin embargo tengo malas noticias: la mayor responsabilidad en el estado de cosas que guarda el ejercicio oficial de la cultura recae en las administraciones emanadas del Partido Revolucionario Institucional, de los 20 años que van de 1989 a 2009 en que se ha construido un nuevo modelo institucional de cultura, llámese consejo, instituto o secretaria, 14 años son responsabilidad tricolor: Lic. Adalberto Noyola, de 1989 a 1991 teniendo por Gobernador a Leopoldino Ortiz Santos; Sra. Rosa Ma. García de Valladares de 1991 al 1992 con el Ing. Gonzalo Martínez Corbalá y de 1992 al 1993 con el Lic. Teófilo Torres Corzo; Dr. Eudoro Fonseca de 1993 al 1997 con el Lic. Horacio Sánchez Unzueta y de 1997 al 2001 con Lic. Fernando Silva Nieto; la Lic. Ma. Elena González de Delgadillo de 2001 a 2003 con el Lic. Fernando Silva Nieto; administraciones, todas ellas con sus estilos personales pero hermanadas en sus objetivos, que no brillaron por la pulcritud en el manejo de recursos o por la atención a los artistas y la creación.
No perdamos de vista que la misión que esta “nueva administración cultural” tenia fue la de cumplir con el ritual político de desplazar la hegemonía caciquil que durante mas de 25 años había ejercido el Maestro Raúl Gamboa al frente del IPBA y el Arquitecto Cosió desde la Casa de la Cultura, y no para democratizar el ejercicio cultural sino para construir una nueva cúpula local. Dentro del ámbito nacional no fue más que una “acción espejo” de la política federal que estableció mediante la creación del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes el 6 de diciembre de 1988 la rectoría de los programas y presupuestos del sector cultural y que a su vez sirvió para que la elite intelectual legitimara la llegada al poder de Carlos Salinas de Gortari.
La creación el 1 de marzo de 1989 del Fondo Nacional para la Cultura y las Artes y su repetición en cadena nacional mediante los Fondos Estatales, instauro la política oficial del mecenazgo mediante el concurso de estímulos económicos por convocatoria pública como forma paradigmática del cumplimiento del apoyo a la creación artística: burdamente se trata de una política de maiceo que genera una lucha despiadada por las migajas presupuestales.
Estatalmente, gracias al Programa de Acceso a la Información podemos contar con información del FECA a partir de 1994, de los años anteriores no hay registro: ¿negligencia administrativa o discrecionalidad presupuestal? Los registros existentes nos informan que, de esta que es la única forma publica y libre de acceder a recursos financieros para la creación y de la que casi todos los creadores de la ciudad, ojo: no del estado; nos hemos beneficiado al menos una vez, a entregado en 14 años 344 estímulos por convocatoria pública con una inversión total de $13,857,690.00, es importante informarles que esta es una inversión peso sobre peso con la federación por lo cual la inversión real de los gobiernos estatales en este rubro durante 14 años es de solo 7 millones de pesos.
Quede como cereza del pastel o espina en el corazón la información de que solo en el 2008 a los Gladiadores se les entregaron para regocijo de Televisa, Payan y fanáticos del fut bol la cantidad de 30 millones de pesos, tendrán que pasar al menos otros 45 o 50 años mas para que el recurso otorgado para becas iguale el recurso futbolero de un año.
Ante la paternal y mezquina forma de entender el apoyo a la producción artística por parte del Estado, siempre han existido formas alternas de producción que tienen múltiples expresiones, tantas como la diversidad del individuo, y que merced a una selección natural, talento, constancia y profesionalización han logrado convertirse en las voces que responden al tiempo actual y nos representan en el ámbito nacional, son múltiples y disímbolas, públicas y clandestinas… Todas ellas necesitan nuevas condiciones de producción, facilidades para ejercer su acción, espacios, educación…
Ante este panorama propongo a la comunidad artística cinco acciones:
1.- Elevar el presupuesto para cultura al 3% del Gasto de Inversión Total de Administración.
2.- Profesionalización de la Creación Artística mediante estímulos fiscales, presupuestos financieros y permisos administrativos en los órdenes federal, estatal y municipal.
3.- Que la legislación estatal eleve a rango constitucional el acceso a la cultura para la población y la protección social para los creadores artísticos.
4.- Reformar la administración de cultura mediante un Consejo Facultativo que decida las políticas culturales y la distribución de recursos en la entidad.
5.- Una reforma educativa que transforme integralmente las estructuras actuales así como erradicar el analfabetismo en el Estado para que la poesía cobre nueva vida.
Lo sabemos: el camino siempre será es difícil y requerirá el esfuerzo inteligente de todos, pero no dudemos: “la imaginación tomara el poder y los teatros serán de quien los trabaja”
Jesús Coronado/SLP/16-05-09.